Me he pasado la mayor parte del viaje de vuelta a casa (del duro trabajo diario) pensando y organizando ideas para exponer en mi pequeño rincón internetil, mientras conducía he ido colocando cada punto, cada párrafo, cada palabra...
Una perdida de tiempo en toda regla!
Al llegar a casa, he tenido que subir a patita los 7 pisos que distancian la casa del coche de la mía, al cruzar el umbral (que poético!) he visto de reojo la cocina y sus correspondientes bártulos desperdigados por la encimera: además de sartenes de la cena, a los susodichos platos, también se unieron los enseres del desayuno... como se puede acumular tanto en tan poco tiempo! Total!Que me he puesto manos a la obra y he comenzado a dejar aquello, sino inmaculado, habitable.
He pasado al salón, que, para mi desgracia, parecía el hogar de un tifón: ropa por planchar, ropa tendida, libros por la mesa, papeles en el suelo... socorro! Mi hogar no estaba en sus mejores momentos. Puesto que ya me había metido en la cocina, que más daba un poco más... ?
Hace nada he pasado al dormitorio y he cerrado los ojos, me he cambiado y he pasado al despacho (que queda muy bonito decir que tienes uno pero que en realidad se trata de una habitación normal con un ordenador también muy normal) y me he dado por vencida... ¿Que carajo quería escribir en el blog? ¿Qué era todo aquello que quería expresar?
Tantos quehaceres que mis queescribieres se han perdido en la inmensidad de mi mente no aprovechada. Que desastre!
Una perdida de tiempo en toda regla!
Al llegar a casa, he tenido que subir a patita los 7 pisos que distancian la casa del coche de la mía, al cruzar el umbral (que poético!) he visto de reojo la cocina y sus correspondientes bártulos desperdigados por la encimera: además de sartenes de la cena, a los susodichos platos, también se unieron los enseres del desayuno... como se puede acumular tanto en tan poco tiempo! Total!Que me he puesto manos a la obra y he comenzado a dejar aquello, sino inmaculado, habitable.
He pasado al salón, que, para mi desgracia, parecía el hogar de un tifón: ropa por planchar, ropa tendida, libros por la mesa, papeles en el suelo... socorro! Mi hogar no estaba en sus mejores momentos. Puesto que ya me había metido en la cocina, que más daba un poco más... ?
Hace nada he pasado al dormitorio y he cerrado los ojos, me he cambiado y he pasado al despacho (que queda muy bonito decir que tienes uno pero que en realidad se trata de una habitación normal con un ordenador también muy normal) y me he dado por vencida... ¿Que carajo quería escribir en el blog? ¿Qué era todo aquello que quería expresar?
Tantos quehaceres que mis queescribieres se han perdido en la inmensidad de mi mente no aprovechada. Que desastre!