El verano se ha presentado sin avisar. Van pasando los días y la falta de brisa me ahoga. Demasiado calor para una currante que apenas tiene tiempo para ir a la playa a dorarse. He decidido que no me importa mi blanco mortecino, eso es síntoma de mi ajetreada vida, que no me deja pararme ni un par de horas para dedicarle al Sr.Lorenzo. ¿Qué le vamos a hacer?
Al menos encuentro huecos con los que alegrar mi alma, sé que suena muy cursi, pero es verdad. Hay ciertas tradiciones populares que están a la altura como para hacerte sentir muy pequeña y asombrarte ante la grandiosidad que presentan. No, no me he vuelto loca, hablo de algo concreto: Els Castells de Cataluña!! Dudo que no se sepa que son pero por si pasa algún rezagado comentaré que se trata de un castillo humano de varios pisos y con una estructura ordenada. De hecho, sobran las palabras, esto es un castell:
Impresionante. Espectacular. Increible..
Hace unos días me enteré de que hacían jornada castellera en Barcelona y para allí que me fui. Yo no tuve la suerte de ver uno tan genial (el 3 de 10 es una pasada!) pero los que descargaron aquel domingo fueron dignos de presenciar. Creo que la niña triste sonrió (y aquí un guiño para cierta persona).Entre el asombro y la emoción pude robarles algunas instantáneas: fijaos con qué cuidado suben a la axeneta al lugar más alto del castell para que lo dé por válido al levantar su pequeña manita..
Y uno de los más bonitos que he visto: el 3 de 7 amb folre (siete pisos con 3 persona por piso). Aunque no esté cargado del todo (aún están subiendo el acoxador y la anxeneta) no podeis negar lo evidente: absolutamente genial!